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¿Existen otras posibilidades desde el control postural? Si leemos la bibliografía referente a la escoliosis, esta es poco esperanzadora, parece que existen solamente dos soluciones ...

que además solo se practican en casos en los que la escoliosis se encuentra muy avanzada.

Veamos cómo nosotros podemos intervenir desde el control postural, siguiendo nuestra metodología, explicaremos el qué es, de forma sencilla, y nos centraremos en desmenuzar la biomecánica de la escoliosis para poder hacerla frente desde su origen.

Sabemos que es una patología con un alto componente genético, aunque no se ha descubierto como poder tratarla los únicos mecanismos para su mejora hasta el momento son el corsé para frenar su evolución y la cirugía para recuperar la correcta posición de la columna. Si bien es verdad que al describirnos la medicina que es una enfermedad de origen genético, la primera tendencia nuestra sería dirigirnos a la epigénetica psicosomática, pero en este post vamos a centrarnos en la parte más física.

La escoliosis se trata de una patología que define las desviaciones laterales de la columna. A estas desviaciones laterales se les unen rotaciones vertebrales específicas que dan un total de más de 42 tipos de escoliosis según la clasificación o sistema Lenke, antiguamente solo se definían 5 tipos de escoliosis a través del sistema King, pero uno de los mejores médicos estadounidenses junto a su equipo, el cirujano Lawerence Lenke desarrollo esta patología a partir de todas las derivaciones que le hacían el resto de sus compañeros médicos. Nosotros vamos a descomponer de manera general la base de la escoliosis desde el punto de vista del control postural para poder aportar nuestro granito de arena. Como veremos más adelante.

Esta patología es compleja porque se trata del final de la consecución de muchas compensaciones que se encuentran en diferentes planos y sistemas: locomotor, visceral, craneal, neurológico, ect. Parece ser que el origen principal se encuentra a nivel de la rotación de las costillas y vertebras dorsales. Esto es lo que hace que aparezca la gibosidad en la espalda, el desplazamiento escapular y se utilice como test de diagnóstico para encontrar la escoliosis de forma prematura y poder atajarla cuanto antes. Sin embargo si nos metemos un poco más afondo podemos encontrar que puede tener un origen fascial en la pleura o el pericardio, a nivel visceral por el pulmón y corazón, riñón o hígado, a nivel craneal por una apertura de los huesos del cráneo, o una torsión de la sincondrosis esfeno-basilar, los temporales que actúan en sinergia con la pelvis, la torsión de esta por su relación craneal o por dismetrías en las piernas, o una mala pisada, etc. Esto es importante saberlo porque: cuando hacemos un trabajo de corrección postural, sobretodo en escoliosis, debemos saber que comenzamos a reorganizar las compensaciones y estas pueden tener repercusiones en zonas que en principio no imaginábamos, en las cuales hay que prestar atención para saber cómo continuar la progresión del entrenamiento.

Veamos por tanto cómo somos capaces de deformar la columna.

Miguel Alonso Gail Lic. Educación Física - Osteopatía y Psicosomática. Especialidad en Control Postural y Pilates.